6 de abril de 2018

JUVENTUD: SOÑADORA Y COMBATIENTE

Vamos, compañeros,
con la frente alta,
quien lucha por algo
lo alcanza…

Corrían los años 80. Eran años de organización social y lucha por derechos y libertades. Los partidos políticos en la clandestinidad, al mismo tiempo que con avances, y retrocesos las organizaciones de la Resistencia mostraban caminos posibles. A pesar de la represión, la lucha en contra de las injusticias se abría paso. El dolor de los detenidos desaparecidos, de los ejecutados y de los prisioneros políticos no amilanaba las convicciones y la decisión. Por el contrario, las injusticias, la exclusión y las acciones represivas de la dictadura, estimulaban la organización social y la lucha.

En ese marco, los jóvenes de entonces, haciendo honor a su condición de tal, se y nos integrábamos a diversas formas de resistencia social y política, y por supuesto valorando las más combativas y radicales. Sin temor a equivocarse -porque el corazón nos latía al ritmo de la historia- era una juventud popular y libertaria, una juventud rebelde contra la injusticia y la opresión, una juventud llena de amor a la vida y decidida en el combate.

En las poblaciones, entre los mapuches, en los campos, entre la juventud estudiantil y trabajadora calaron hondo la disposición a la lucha de las organizaciones más combativas y rebeldes. Por ese entonces, el país se remecía con las protestas nacionales y surgían nuevas expresiones de participación social y formas de lucha. Así, se gestan coordinaciones en las organizaciones de base, aumenta el protagonismo del movimiento estudiantil que asume un carácter nacional, rearticulando federaciones y centros de alumnos. Las poblaciones eran un hervidero de solidaridad. Hombres, mujeres y jóvenes eran cómplices en el entusiasmo y la creatividad para resistir y luchar. Nacen formas de autodefensa, comienza a desplegarse la movilización de profesores, trabajadores de la salud y profesionales que van reconstruyendo sus organismos gremiales, sindicales. Y en todas estas luchas, la juventud irrumpe con fuerzas, altiva, generosa.

Fueron miles. Muchos miles que salieron a las calles, barricadas de por medio, para protestar, reclamar, exigir y luchar por el término de la dictadura y la construcción de un país inclusivo, especialmente de los más pobres. En esas luchas y en esos combates, que hoy forman parte de la historia, destacaron muchos.

Pero hoy quiero recordar.

Rescatar una parte de las historias del campo popular. Destacar nombres de quienes lucharon en los destacamentos que resistieron. Pues ellos, con su compromiso militante, con esfuerzo y entrega se confrontaron con la opresiva dictadura y pese a la poca experiencia entregaron lo mejor que tenían en ese momento. Que sus nombres no queden en el olvido.

Por eso quiero recordar… que recordemos a:

MAURICIO ARMANDO MAIGRET BECERRA, 18 años, estudiante secundario, militante del MIR, caído en combate, el día 29 de marzo de 1984, en el levantamiento local de Pudahuel y ataque a la Subcomisaría Teniente Merino. El Mauro cayó abatido mientras hacía contención cubriendo la retirada de su jefe y compañeros. Su cuerpo presentaba dos impactos de balas, una de un fusil SIG y otra de una sub ametralladora UZI, su menudo y juvenil cuerpo quedo tendido en el Pasaje Nassau cubierto con la bandera Roja y Negra, con las 3 letras cada vez más brillantes.

EDUARDO ANTONIO VERGARA TOLEDO, 19 años, estudiante universitario, militante del MIR, dirigente estudiantil de la UNED en el Pedagógico, sancionado del mismo. Cayó en combate el día 29 de marzo de 1985. El hecho ocurrió cerca de las 19:40 horas en el sector Las Rejas con 5 de abril.

RAFAEL MAURICIO VERGARA TOLEDO, 18 años, estudiante secundario, militante del MIR, integrante de organizaciones cristianas de base, sancionado y expulsado del Liceo de Aplicación “por conductas terroristas”, promotor e impulsor de la AEM y COEM. Caído en combate con su inseparable hermano, el día 29 de marzo de 1985 con carabineros de la dotación de la 21ª Comisaría.

Luego de una misa efectuada en la parroquia Jesús Obrero, el cortejo inició una lenta y apretada marcha a pie hacia el Cementerio General. Incluso en esos momentos nuestros gritos, emblemas y puños alzados fueron desafiados por una ligera y corta llovizna… el cielo también lloraba a nuestros caídos. En el Cementerio General despidieron los restos de los hermanos Vergara, el sacerdote Pepe Aldunate, Fanny Pollarolo por el MDP, y el tata Rafael Maroto.

PAULINA ALEJANDRA AGUIRRE TOBAR, 20 años, estudiante, militante del MIR. Paulina asumía la lucha con gran responsabilidad. Joven mujer, hermosa y alegre. El 27 de marzo de 1985 la casa de calle Pastor Fernández N°16.100 en Las Condes, donde residía, fue allanada por la CNI, por denuncias de vecinos, “encontrando armas y material subversivo”, quien dispuso una guardia con el objeto de detenerla. Ella regresó el viernes 29 de marzo a las 23:15 horas, siendo acribillada. El informe de autopsia señala que Paulina recibió dos disparos en la cabeza, uno en el cuello, tres disparos en la mano derecha y dos disparos en el antebrazo izquierdo.

Sus nombres están grabados en el recuerdo de muchos. Y de seguro, cada vez que las nuevas generaciones se despliegan por las calles demandando derechos, el ejemplo y el recuerdo de esas luchas y de esos jóvenes se convierten en obligada reflexión para enfrentar los desafíos actuales.

Sus aspiraciones y ejemplo viven, son un referente y un camino que señala… las huellas de luchas presentes y futuras.

…Vamos caminando,
los puños cerrados
y los corazones alzados.
(Vamos Estudiantes, Daniel Viglietti)

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