La Memoria no se opone al olvido. La memoria es siempre y necesariamente, una relación entre el olvido y el pasado.
Quisiera comenzar a
preguntar…que es la Memoria, porque se hace necesaria rescatarla. Al parecer no
es una respuesta simple para una pregunta algo compleja, particularmente en
contextos, en los cuales los poderosos mantienen un discurso oficial.
40 años han pasado
del golpe militar y la instalación de la dictadura militar, respaldada por
sectores civiles, mal llamados cómplices pasivos. Que ocurrió en estos 17 años,
solo para hacer un ejercicio recordatorio, muerte, tortura, desaparición,
penurias, pobrezas, allanamientos y una larga noche oscura.
Ya se han cumplido 40 años del nefasto 11 de septiembre, barbarie que cerró a
sangre y fuego un proceso social que se fue construyendo por cerca de 70 u 80
años de historia y luchas sociales. Acontecimiento que abriría múltiples
heridas en nuestra sociedad, que ha costado cicatrizar más allá de los pactos
políticos o soluciones administrativas.
Este gran
costo social ha quedado registrado para la historia, para estas generaciones y
no cabe duda, para las siguientes, en el Informe Rettig y Comisión Valech,
sendos informes que dan cuenta en términos numéricos, los procesos,
responsables estatales y los diferentes contextos en que ocurrieron las “más graves violaciones a los Derechos
Humanos”, acontecidas en el periodo que abarca hasta el
11 de marzo de 1990.
En términos
del rescate de la memoria, se han escrito tesis, libros recopilatorios, de
contexto, de análisis y reflexión, incluso de evaluación de los 1000 días del
gobierno de Salvador Allende Gossens. Respecto a la dictadura militar, existen
un sinfín de textos que van desde la Economía, Sociología, Politología hasta la
Psicología.
Todos
concuerdan que el periodo anteriormente señalado ha sido tenebroso, escabroso,
violento respecto con sus víctimas. Nada ni nadie quedo intacto en esa vorágine
de acontecimientos políticos, seguramente la verdad individual que es la
base para construir la verdad colectiva, en algún momento será conocida y
asumida por todos.
En estos 40
años, en el imaginario colectivo quedo instalado, a diferencia de los 30 años,
que sí bien hubo un pueblo que fue víctima de todo el poder de la derecha y sus
aliados, las Fuerzas Armadas, ese mismo pueblo asumió acciones de
resistencia ante el cruel designio, las cuales contribuyeron a forzar una
salida democrática.
Decenas de
hombres y mujeres, profesionales, pobladores, obreros, jóvenes, libertarios,
soñadores, personas anónimas se unieron a mucha honra a las filas de la
resistencia, y se transformaron lentamente en resistentes, como escribe Gioconda
Belli, “Los portadores de sueños conocían su poder por eso no se extrañaban,
también sabían que la vida los había engendrado para protegerse de la muerte
que anuncian las profecías y por eso defendían, su vida aún con la
muerte”.
Revisando y
reflexionando, parece interesante que existan diversas aproximaciones desde lo
“científico” al fenómeno Unidad Popular y la posterior Dictadura Militar y dijo
fenómeno, en el sentido de objeto de estudio, pero a veces la información en su
calidad y contenido comienza a saturar para no decir claramente, repetirse,
Todorov, expresa abusar de la Memoria.
Una veta
interesante a re-descubrir son los cientos y seguramente las miles de historias
anónimas que contribuyeron con su esfuerzo, valentía, abnegación y desempeño al
proceso de recuperación democrática. Democracia, palabra nueva, vacilante,
incompleta, desigual, en constante construcción pero democracia en vez de
dictadura.
En ese
proceso es digno de destacar, la obra de Miguel Angel “Re – Volver, Relatos de
una Dictadura”, libro que incluye a 40 jóvenes, hoy adultos que desde sus
diversas experiencias, desde sus amplios y complejos matices, desde sus
diversos recuerdos configuran historias de luchas, anhelos y sueños.
Recuerdos
que estos 40 anónimos recuerdan en virtud y en calidad de personas que soñaron,
amaron y no cabe duda que se comprometieron por una sociedad mejor. Seguramente en ese devenir nunca soñaron ni
lucharon por una como la actual.
Todo lo que
se hacía en tiempos de la dictadura tenía un costo, el “cuídese”, seguramente
era parte del léxico cotidiano en estas 40 personas. Escrito en forma
testimonial es una obra que transporta, que te lleva hacia el pasado, un pasado
que no es tan pasado muy por el contrario, dado que sigue existiendo una
sociedad desigual y por soñar.
40 memorias
cabe en 40 años de 40 jóvenes que seguramente han superados esos 40, por
recuperar el tiempo perdido, dar testimonio, dar la vida por la vida. Serán
héroes anónimos, actores sociales, protagonistas, activistas, políticos o
simples 40 personas que se subieron al tren de la historia, en el cual sólo se
transita una vez.
La riqueza
del texto es la diversidad que a través de la lectura se van transformando en
historia no oficial, en huellas plurales desde lo singularidad de cada
testimonio. Tenemos que seguir avanzando no sólo para construir memoria sino
para rescatar esos cientos de personajes anónimos que contribuyeron a intentar
fundar una sociedad mejor. Conocer y reconocer a estos 40 anónimos nos lleva a
destacar el valor del testimonio, en una sociedad insatisfecha y cada vez más,
desigual.
Los 40 años
del golpe militar ya son parte del pasado, seguramente habrá que seguir sacando
las lecciones justas y necesarias… mirando con vista hacia el futuro, se vienen
otros 40 años, la caída en combate de Miguel Enríquez Espinoza, en una
callecita de San Miguel, será en un nuevo pero viejo contexto. Para el 2015,
los 40 años de la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
El desafío de mañana, es el rescate de esas historias anónimas,
personales, no oficiales que vayan aportando seguramente desde su diversidad,
desde su complejidad al nuevo sujeto social, al nuevo constructor de sociedad,
simplemente es justo y necesario… cimentar una opinión que nos hace falta para
construir una sociedad mejor.
El autor, insisto
recopila, reúne, junta, rejunta a 40 años del golpe militar, a 40 adultos,
jóvenes y niños que vivieron la dictadura militar chilena y la sobrevivieron,
donde relatan cómo fueron aquellos años y como desde su propia mirada sin
prejuicio, enfrentaron la represión. Están todos interpretados, como un arco
amplio y diverso, algunos militantes políticos, otros militantes sociales y los
que sólo buscan la derrota de la dictadura, son los desconocidos celebres que
poblaron las calles con fogatas durante las jornadas de protestas, los que
conspiraban desde la población contra dictadura, los que soñaron y que que
posteriormente fueron olvidados por las élites de los partidos políticos.
Al finalizar, este
libro debe y tiene que estar en las bibliotecas personales de cada uno de
nosotros, nos invita a recordar, a memorizar y a re-soñar, no con nostalgia
sino con mirada de futuro, pues como plantea Todorov:
“La memoria intenta
preservar el pasado sólo para que le sea útil al presente y a los tiempos
venideros. Procuremos que la memoria colectiva sirva para la liberación de los
hombres y no para su sometimiento”. Los abusos de la memoria impiden el avance
social. Sacralizar la memoria es otro modo de hacerla estéril
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