Laura es una joven de 24 años, es Asistente Social de la Vicaría de la Solidaridad donde trabaja junto a su padre. En dicho lugar conoce diversos casos de víctimas de la represión militar y se involucra personalmente en las historias que escucha y conoce, llegando a poner en riesgo incluso su propia vida.
La valoración de la persona, el respeto de la dignidad más allá de la condición social, económica y política, provienen de las raíces fundantes del Trabajo Social, de su filosofía social y humanista, de los principios compartidos por todas las disciplinas que trabajan con personas, grupos o comunidades.
Como expresa Norberto Alayón, “la acción del Trabajo Social (nuestra profesión) siempre tuvo una objetiva dimensión política, aunque no siempre deliberadamente visualizada por sus agentes. Por cierto, el Trabajo Social siempre operó – compleja y oscilantemente – entre dos opciones: legitimar o cuestionar el orden social vigente en un período determinado (2005: 9).
Esta etapa implicó nuevos desafíos para las prácticas en el campo social, por cuanto, en todas las disciplinas sociales pueden observarse cambios relevantes en la búsqueda de nuevas explicaciones y formas de intervención, influidos por la Educación Popular, la Teología de la Liberación y otras expresiones, con un fuerte arraigo humanista.
En esta década, se gesta dentro del Servicio Social, un movimiento que se denominó “Reconceptualización”, caracterizado por la combinación del análisis político-ideológico en la implementación de marcos conceptuales, proponiéndose no solo una descripción de estos, sino también una marcada intervención de los mismos, apuntándolos al desarrollo, a la construcción de alternativas, líneas y propuestas con el fin de superar la intervención tradicional-conservadora de tipo asistencialista paliativa.
El trabajo social en el ámbito de los derechos humanos surge en Chile después de golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que da comienzo a la dictadura militar de Pinochet, la cual se extendió hasta marzo de 1990. Desarrollando al igual que Laura, en ese instante preciso y complejo un trabajo fuertemente ligado a la creación de organizaciones que surgieron para defender los derechos humanos y para apoyar a los perseguidos.
El campo laboral estuvo caracterizado por un dificultoso proceso de abrir espacio en los servicios públicos, dado el estigma político que perseguía a los profesionales de las ciencias sociales, y por la reducción del accionar social que venían realizando los servicios privados. También en este periodo ocurre la abolición del rango universitario del Trabajo Social, por imposición de la dictadura militar. En el aspecto social, se da, en el país, un aumento de la pobreza como consecuencia de la aplicación a mediados de los 80 del modelo económico neoliberal, sumado a los efectos de una crisis económica mundial, trajo como consecuencias las masivas Jornadas de Protesta Nacional.
Los escasos trabajadores sociales que empezaron a reinsertarse en el ámbito laboral fueron artífices de programas insertos en la realidad de las comunidades, como fueron los talleres productivos, bolsas de cesantes, comedores infantiles, ollas comunes, comités de vivienda, etc. Desde ahí impulsaron la organización desde la base, la igualdad, el fortalecimiento de las capacidades y sobre todo, la educación popular y la articulación.
Surge el trabajo profesional, en ese momento en el área de los Derechos Humanos, donde los Trabajadores Sociales tuvieron una importante labor profesional en la defensa de la vida y de la libertad de las personas, denunciando abiertamente los abusos del régimen, que abarcaba inicialmente la atención a las víctimas de la represión política y sus familiares, extendiéndose a los derechos comunitarios, laborales y generacionales.
Como trabajadores sociales, profesionales de lo social algo debemos articular respecto al pasado reciente que como profesión, estuvo inserta en amplios de sectores de masas populares, estuvo creando y reflexionando sobre nuevas formas de participación, pensando y aplicando políticas sociales. En ese proceso cuestionador a las bases conservadoras de la sociedad chilena se involucraron mucho más allá de su compromiso profesional y producto de lo cual existen 18 colegas ejecutados y/o desaparecidos a manos de agentes del Estado en diferentes etapas que se prolongó la dictadura militar.
Pilar Calveiro en la obra “Poder y Desaparición”: Los Campos de Concentración en Argentina, reflexiona... "diez, veinte, treinta mil torturados, desaparecidos… En estos rangos las cifras dejan de tener una significación humana. En medio de los grandes volúmenes los hombres se transforman en números constitutivos de una cantidad, es entonces cuando se pierde la noción de que se está hablando de individuos. La misma masificación del fenómeno actúa deshumanizándolo, convirtiéndolo en una cuestión estadística, en un problema de registro" (2004: 29-30).
Laura es intuitiva, persistente, corre de aquí para allá, se levanta, se arregla su pelo y posee un compromiso ciego con todo lo que hace. No cabe duda que es igual que Lucia Cullen, Jacqueline Drouilly, María Eltit, Juan Ibarra y tantos otros más. Todos ellos detenidos desaparecidos perteneciente a una generación joven, con esperanzas nuevas y sueños iluminadores, los mismos que en la actualidad recorren las calles de regiones y de Santiago, la profecía de Allende seguramente se comienza a cumplir.
"Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo, (se) abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor."
ResponderEliminarSí, ... la profecía de Allende seguramente se comienza a cumplir.